Niñas, no madres | Esta vez, en Tucumán
Por Tofi Mazú
En el Hospital Eva Perón de Tucumán, se encuentra internada una niña de 11 años, que ruega porque le practiquen un aborto no punible. Hace un mes que detectaron el embarazo, producto de una violación ejercida por la pareja de su abuela. Pero el gobierno de Tucumán, la Justicia y la corporación médica desoyen a la niña que declaró “quiero que me saquen esto que me puso adentro el viejo”.
La barbarie en su máxima expresión
La niña llegó al hospital, no para que le practicasen el aborto que le corresponde por ley, sino por haberse infringido “autolesiones” producto de la barbarie que vive; aparentemente, se habría intentado suicidar. El violador y la abuela de la niña son quienes tienen la custodia de ella y sus dos hermanas, porque la Justicia patriarcal le había quitado la tenencia a la madre de las niñas… porque las dos mayores habían sido abusadas por su pareja. De las garras de un violador, a las garras de otro violador.
Ella expresó con claridad su deseo de interrumpir ese embarazo, producto de la violencia. Pero los funcionarios de este Estado capitalista y patriarcal, como en el caso de Jujuy, prefieren convertir a las niñas abusadas en madres. Los terribles intentos de adoctrinar a las mujeres y niñas se suceden uno tras otro, mientras el movimiento feminista continúa organizándose por el aborto legal. No solamente le corresponde una ILE por haber sido violada, sino que en la mismísima causa judicial que investiga la violación, se encuentra un informe de una médica forense que declara que el embarazo es riesgoso. No una, sino dos causales ameritan la práctica.
Pero los reaccionarios, amparados por el gobierno que orquestó el cachetazo del Senado en el 8A, arremeten con total impunidad contra los derechos de las mujeres. El secretario ejecutivo médico del SIPROSA (Sistema Provincial de Salud), Gustavo Vigliocco, prefiere decir la bestialidad de que “ella es grande de contextura, pesa más de 50 kg” y que, por lo tanto, puede parir. No les importa en lo más mínimo que haya sido violada. No les importa en lo más mínimo que sea una niña. No les importa en lo más mínimo que no quiera continuar con el embarazo: si físicamente puede, puede ser madre. Otra vez demuestran que para ellos las mujeres y niñas no son sujetos, no son personas; que son incubadoras y receptáculos de la violencia.
En noviembre del año pasado, en la provincia del reaccionario de Manzur, se había intentado aprobar un proyecto que impedía los no punibles. No pasó a mayores, porque se contradecía con el código penal y, por lo tanto, era inconstitucional. Pero, con el aval de Macri y la Iglesia, los medievales no necesitan proyectos que sostengan sus políticas misóginas. Simplemente pueden llamar a la fiscal Adriana Giannoni, que nada tiene que ver con la causa, para que los ayude a que intervenga una “defensora del no nacido”. Ese entramado misógino y de derecha sólo nos puede hacer sacar la conclusión de que con la movilización en las calles debemos hacer que Manzur, Giannoni y Vigliocco deban renunciar.
Defender los no punibles peleando por el aborto legal
Hace tan solo dos días, el movimiento feminista protagonizó un pañuelazo federal. La marea verde se expresó a lo largo y ancho del país: en Tucumán, también. Casos como éste ponen de manifiesto la importancia de no bajar los pañuelos, porque sólo con la lucha podremos cambiar el destino de cada niña. Mientras el Estado la revictimiza, el movimiento la abraza. Parece absurdo que, contando con casos tan terribles como éste, el kirchnerismo bregue dentro del movimiento feminista para que unamos los pañuelos verdes con los celestes… ¿Cuántos casos como éste deben sucederse hasta que llegue octubre?
La pelea es ahora, y los clericales lo saben. Cada vez que pueden, arremeten contra estas niñas, a modo de arremeter contra todas las que se rebelan. Los reaccionarios devuelven cada golpe con más barbarie, con más miseria, con más violencia. Está en quienes luchamos incansablemente por nuestros derechos, y por una sociedad completamente diferente, salir a responder con la movilización ante cada caso. Esta niña necesita que se le practique un aborto con urgencia; no queremos que otra vez intenten usar el terrible argumento de que el embarazo está ya muy avanzado. Tenemos, también, un 8 de marzo por delante que seguir construyendo, donde la demanda del aborto legal encabece el paro feminista.