Luchemos por la libertad de Romina Tejerina
Barrio de San Pedro, Jujuy, en la madrugada del 1º de agosto de 2002, cuando regresaba de un baile, Romina fue violada por su vecino (Eduardo “Pocho” Vargas) quedando embarazada. Le ocultó el embarazo a su familia e intentó abortar de distintas formas. Tenía 19 años cuando tuvo un parto prematuro en el baño de su casa. El hecho terminó en tragedia. Fue el 23 de febrero de 2003 y desde entonces está presa. El violador, sin embargo, no fue detenido cuando ella lo denunció, permaneció meses en libertad y terminó sobreseído.
Desde el momento mismo de su detención, le negaron el derecho a continuar sus estudios secundarios en la cárcel como también se le negó atención psicológica adecuada, la que se logró meses después como parte de la campaña por su libertad. El 10 de junio de 2005 Romina fue condenada a 14 años de prisión. El tribunal jujeño se basó en que no había habido violación, con argumentos como el de la asistente social María Cabrera Moya, quien dijo que “cuando una está con una persona abusada, eso se detecta a nivel de piel, es algo evidente y yo no he visto ninguna actitud gestual ni en su relato que me indique que ella fue sometida”. A pesar de haber mencionado “la piel” como sistema de evaluación de síntomas, la testigo quiso volver a repetir, cuando había terminado su testimonio, que no creía que Romina hubiera sido violada. Así también, los argumentos de la fiscal, Liliana Fernández de Montiel abundaron en el “estilo de vida” de Romina: que no ocultó su embarazo ya que seguía yendo a bailar, que no se podía decir que sufría violencia dentro de su familia porque el problema era que ella no aceptaba límites y sólo esperaba de la vida “diversión”, incluso se llegó a afirmar que el embarazo “de alguna manera fue buscado” ya que para la justicia no había existido la violación y además porque Romina se vestía de forma provocativa y usaba minifalda.
Desde el movimiento de mujeres y distintas organizaciones sociales y políticas, nunca bajamos los brazos. Miles de mujeres estuvimos en las calles exigiendo la libertad de Romina: en las movilizaciones a la casa de Jujuy en Buenos Aires, cada 8 de marzo, como así también los 28 de septiembre (Día de la lucha por el derecho al aborto) y 25 de noviembre (Día de la no violencia contra la mujer). La pelea por su libertad y por el aborto libre, legal, seguro y gratuito fueron nuestras banderas en esas movilizaciones y, sobre todo, en el Encuentro de Mujeres de Jujuy (octubre de 2006), donde hicimos un escrache de cinco mil mujeres en el penal donde está presa al grito de ¡Para Romina la libertad!
A los pocos días de realizado el encuentro en Jujuy, la Corte Suprema revocó el rechazo al pedido de excarcelación y ordenó a la justicia de Jujuy analizar si correspondía la condena. Con esta sentencia no ordenaba al máximo tribunal jujeño una opinión determinada sobre la misma, sino que emita una opinión que hasta el momento estaba en suspenso.
El 13 de diciembre de 2006 la Cámara de apelaciones rechazó el pedido de excarcelación y el 23 de marzo de este año, el Superior Tribunal de Justicia jujeño confirmó la condena por homicidio calificado agravado por el vínculo. La apelación va a pasar ahora a la Corte Suprema de la Nación. Al pasar la causa al ámbito de la justicia nacional queda mucho más en evidencia la responsabilidad de K, que siempre se escondió detrás de las sotanas para no hacer nada por Romina. El gobierno ya no va a quedar como un mero “observador” externo que no podía inmiscuirse en los “asuntos provinciales”, sino que en realidad nunca tuvo la menor intención de liberarla.
Por eso es que no coincidimos con las compañeras de la CCC-PCR (quienes dirigen la campaña por su libertad y la defensa legal) que siempre trataron de desligar el tema del aborto con lo que le sucedió a Romina para no ir en contra de sectores de la iglesia jujeña y el mismo gobernador Fellner, con quien tenían un acuerdo. Y confían en la Corte Suprema. En palabras de la misma abogada, Mariana Vargas: “a pesar de ser en contra de Romina la resolución nos genera alivio y nos permite acudir a la Corte Suprema de Justicia, que es el objetivo que teníamos y estuvo demorado un año y medio” (Página 12, 23/03/2007).
Pero la relación entre la ilegalidad del aborto y el caso de Romina es tan evidente, que es absurdo seguir negándola en función de unos “apoyos” institucionales que nunca llegan. Sólo aleja la lucha por la libertad de Romina de la lucha por el derecho al aborto, que es cada vez más sentida por la población y que ahora se potencia con la presentación del proyecto de ley.
Sólo con la movilización de miles de mujeres es que vamos a lograr liberar a Romina y la despenalización del aborto.
Es por todo esto que tenemos que organizarnos en las calles, tenemos que ser miles y miles para exigirle al gobierno y a esta “democracia” patriarcal, la aprobación de la ley por el derecho al aborto, sin ninguna confianza más que en la movilización y en nuestras propias fuerzas. Lo que nos permitirá además, estar en mejores condiciones para conseguir la libertad de Romina.