? A un año de la conquista del aborto legal
La Marea Verde sigue en las calles
El calor había sido abrumador, casi como en estos días. La batucada no para de sonar, y las botellas de agua mojaban las cabezas para refrescar un poco. El debate había empezado después del mediodía; para la tarde las calles ya estaban llenas.
Después de la votación negativa del 2018 del congreso de dinosaurios, los pañuelos verdes no se guardaron, seguimos en las calles con la convicción de pelear por algo que sabemos nos corresponde, pero hasta ese momento nos era negado: la decisión sobre nuestros propios cuerpos.
A las 4 de la mañana festejábamos con bengalas verdes y rojas lo que ya es un hecho: el aborto es ley. Escuchamos argumentos de lo más reaccionario, se habló en nuestro nombre, y hasta nos dieron la razón cuando el hijo de “la Petisa” reconoció que su madre hubiera abortado si hubiese tenido la posibilidad, evitando una maternidad no deseada. Nos abrazamos, lloramos, gritamos, nos acordamos de quienes murieron por la clandestinidad y de las presas, se nos llenó el pecho de alegría y lo sentimos, el mundo, nuestro mundo, pasaba a ser un poquito más justo.
Hicimos historia, porque la marea verde, las pibas y pibes, el movimiento feminista ganamos. Se lo arrancamos al estado patriarcal, se lo ganamos a la iglesia oscurantista, se lo impusimos al gobierno. Fueron lo pañuelazos, las movilizaciones, las vigilias, las miles de actividades que mostraron que ya no había marcha atrás, y que no íbamos a parar hasta conquistarlo. Y así lo hicimos.
Durante las semanas siguientes en las salas de espera de hospitales se hablaba abiertamente de “vine a hacerme un aborto”, la clandestinidad parecía quedar de a poco en el pasado. Pero nosotres sabíamos que se nos quedaba por delante la pelea por la implementación efectiva en cada rincón del país.
Efectivamente a un año de haber conquistado esta ley, de no regalarle a nadie nuestro triunfo, los antiderechos siguen con sus intentonas para frenar su aplicación. Hubo decenas de presentaciones de amparos judiciales, que cayeron. Directores de hospitales que siguen alegando objeción de conciencia en toda la institución. Obra sociales y prepagas que maniobran para no respetar la ley. Falta de insumos para la atención, y presupuesto para la puesta en pie de un derecho en todo el sistema de salud.
En los centros de salud del interior de cada provincia les profesionales no han recibido capacitación alguna de cómo aplicar la ley. Cuentan con la misma cantidad de recursos que antes de la legalización, ¡como si no aumentara la demanda en el sector público! No ha habido campañas en cada barrio para que las mujeres y personas gestantes sepan que ahora el aborto es legal, ¡muchas ni se enteraron!
El caso más feroz de este ataque reaccionario contra nuestro derecho es el caso de la médica Miranda, de Tartagal, Salta. La única médica que en ese territorio realiza las IVE y que hoy enfrenta un procesamiento judicial por una falsa denuncia en su contra.
El Gobierno y el Ministerio de la Mujer y Diversidad, y todo su coro de aplaudidoras festejan esta ley como si fuera suya, y como si hubiera sido lo último por lo que pelear. Niegan una realidad evidente; ganamos la ley, pero todavía tenemos que pelear por su aplicación. Lo niegan porque es más barato. Porque negar esta realidad los “salva” de tener que destinar presupuesto, para campañas, para misoprostol, para capacitaciones. Es que, aunque el gobierno se vista de verde, celeste queda (¿el antiderechos torturador de niñas, Juan Mazur, sigue siendo el Jefe de Gabinete del gobierno, no?).
Lo profundo de haber ganado nuestro derecho es justamente eso, es nuestro. Lo vamos a defender, y vamos a pelear por más. No queremos una ley que sea un papel mojado, cuya aplicación dependa del humor del funcionario, o director de hospital de turno. ¡La fortaleza de haber conquistado un derecho por el que peleamos años, décadas, es la fortaleza con la que vamos a seguir en las calles para que no haya ni presas ni muertas por abortar!
¡Es Ley!
¡Aplicación efectiva de la IVE en todo el país!
¡Desprocesamiento de Miranda YA!