Que la iglesia no se meta. Luchemos por el derecho al aborto
A pesar de su crisis y del odio que inspira, a pesar de sus valores retrógrados, cuestionados por toda la sociedad, la Iglesia Católica sigue presente en las leyes, costumbres y políticas del capitalismo. Opinamos que esto no se debe a un oscuro y mágico “poder de la Iglesia en sí misma”. Ocurre que la clase capitalista, sobre todo en los países pobres, no cuenta aún con otra institución tan útil para la opresión sexual y social que pueda reemplazar a la Iglesia Católica, y por más progresista que quiera mostrarse el gobierno, no se anima a soltarles la mano a los curas.