Jornadas del 8 y 9M
Por un movimiento feminista independiente y de lucha

Por Inés Zeta
Las jornadas de los últimos domingo y lunes dejaron la postal de que esta cuarta ola del feminismo ha logrado reinstalar a nivel mundial el 8 de marzo como un día de lucha en todo el mundo.
La rebelión popular del pueblo chileno contra el reaccionario Piñera se expresó en un millón de personas movilizadas el viernes 6 y en las jornadas del 8 y 9, que estremecieron al mundo por ser multitudinarias, incluso llegando a unir ciudades, como la larga columna entre Viña y Valparaíso. Sin contar los millones en Santiago y en todo el país.
México, a pesar de ser un país donde el femicidio hace años se lleva la vida de 9 mujeres por día, vivió este año una verdadera conmoción. El femicidio de Fátima, una nena de 7 años, abusada y asesinada, catalizó la bronca que se venía juntando. Una enorme movilización recorrió la Avenida Reforma y la Alameda hasta el zócalo de la Capital el domingo 8. Y el lunes 9 se vivió un parazo que se sintió en todo el país, con la convocatoria de #UnDíaSinNosotras. Las imágenes de los supermercados donde brillaban por su ausencia las mujeres, mostró como nunca varones en las cajas, arrastrando changuitos y entregando mercadería a los clientes. En Turquía las movilizaciones fueron brutalmente reprimidas por el régimen de Erdogan. En Pakistán hordas de reaccionarios fanáticos musulmanes intentaron agredir la movilización de las mujeres, pero no pudieron impedir la masiva manifestación contra la violencia y el encierro.
De diversas maneras, y con reivindicaciones específicas, el derecho al aborto legal, el fin de la violencia contra las mujeres y la diversidad y los reclamos por la situación económica que afecta particularmente a las mujeres fueron los ejes que recorrieron las movilizaciones en cada uno de estos puntos.
El cuarto paro internacional feminista en la Argentina
Las jornadas del 8 y 9 en las tierras del Ni Una Menos y la Marea Verde, mostraron que hay sectores que intentan apropiarse del movimiento para tratar de convertirlo en un mero aplaudidor del gobierno de Alberto Fernández. Quitarle al movimiento todo su filo de cuestionamiento al poder y a los encargados de defender al poder.
El documento leído en la plaza Congreso, al cerrar el acto del lunes 9, a pesar de declarar que se trata de un movimiento “antipatriarcal, antiimperialista y anticapitalista”, contrastó con los documentos de años anteriores, por su nulo cuestionamiento al gobierno de turno. Como si la Casa Rosada estuviera vacía, el documento recogió todos los reclamos que hace el movimiento, pero sin ubicar ningún responsable concreto de la situación de las mujeres y la diversidad. Veamos los puntos centrales:
1- Sobre la cuestión del aborto. Si bien se reivindicó explícitamente el proyecto presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, en ningún momento se planteó desde el escenario que el gobierno se la pasa anunciando un proyecto cuyo contenido es secreto de Estado, pero que no es el de la campaña. Y que el ministro de Salud se encarga todos los días de declarar que incluirá la objeción de conciencia. Esto no es un detalle, ni se trata de que las “troskas” siempre le busquemos la quinta pata al gato. Como se explica en nota aparte (ver Sobre la objeción de conciencia, de Patricia López), la objeción de conciencia, sea individual o institucional, actúa como un permiso para que los jefes y directores de servicios y de hospitales enteros obliguen al personal de la salud a impedir la práctica de abortos no punibles. Si la ley de legalización del aborto permite la objeción de conciencia, las trabas al acceso al aborto estarán a la orden del día.
2- Sobre la Educación Sexual. El documento solo exigió su implementación. Parece cuestión de términos. Pero tal como está, la ley de Educación Sexual aprobada en 2006 bajo el entonces gobierno kirchnerista, desde hace 14 años contiene su propia negación: cada autoridad educativa decide qué se enseña. Así, en las escuelas confesionales se enseñan barbaridades como que el preservativo no sirve para evitar el contagio de HIV o que la homosexualidad es una desviación o una “enfermedad” curable por medio del rezo. Y en las escuelas públicas, se deja librada la capacitación de la docencia a la buena voluntad de cada maestre o profesore, en el trabajo que realiza fuera del horario escolar, que además no se paga.
3- Sobre la violencia machista, la violación, los femicidios y los trans-travesticidios. El documento denunció una y otra vez los escalofriantes números de la epidemia de asesinatos a mujeres, travestis y trans, los ataques de odio a la diversidad, la persecución judicial a la que están sometidas Higui o Marian Gómez (así como la exigencia de la absolución en ambos casos). Un consenso básico que recorría los documentos en años anteriores era la explícita exigencia al Estado y al gobierno de que se destine presupuesto real para atacar el problema: campañas públicas contra el acoso, el maltrato, la violencia. Y sobre todo presupuesto para garantizar vivienda para que las mujeres y la diversidad que viven violencia dentro de sus ámbitos familiares puedan tener recursos para salir de la situación. Trabajo, salud y educación para mujeres, travestis y trans siempre fue el reclamo. Presupuesto para poder atender las miles de llamadas que saturan una línea 144 (que sigue funcionando con el presupuesto de 2019), que descansa sobre los nervios de las trabajadoras, que además de precarizadas, viven la desesperación cotidiana de no contar con los recursos para dar respuestas concretas, más allá de la contención telefónica. No se denunció que el gobierno creó un Ministerio de la Mujer y la Diversidad… que es un fantasma, que no tiene ni oficinas, ni personal ni presupuesto.
4- Sobre la deuda. Cada título del documento arrancaba diciendo “la deuda es con nosotras y nosotres”. Se señaló con mucha fuerza que fue el macrismo el que endeudó para toda la eternidad al país, cosa que es cierta. Se machacó con la malicia del FMI que se aprovecha de los países pobres para chuparles la sangre, cosa que es cierta. Se denunció que la deuda compromete la soberanía del país, cosa que es cierta. Lo que nunca y de ninguna manera se dijo es que en la Casa Rosada hay un presidente y todo un gabinete inventa leyes de “solidaridad” y propaga discursos de “solidaridad” para que las y los trabajadores no reclamen ni exijan salarios que logren combatir la inflación acumulada, no se quejen porque se les quita la cláusula gatillo y acepten paritarias miserables. De pedirles solidaridad a la megaminería extractivista, a las petroleras que con el fracking revientan la cordillera, a los dueños del campo (un miserable 3% se aumentaron las retenciones, y solo a la soja), a los bancos, a las multinacionales… de eso ni hablar. La “solidaridad” que pregona el gobierno es el del conjunto de los explotados y oprimidos pagarle a los bonistas y al FMI.
Por todo eso Las Rojas no firmamos el documento. Porque se trató de un documento que fue escrito de espaldas al movimiento, entre las organizaciones que responden al gobierno de Fernández, organizaciones que tienen funcionarias y funcionarios en el gobierno nacional, organizaciones que ahora son parte del gobierno de turno. Fue así, porque rompieron las asambleas. Construir documentos entre organizaciones tan distintas siempre fue una tarea compleja. Pero este año la divisoria de aguas, que al principio muchas compañeras del movimiento entendieron como “peleas de egos” o “peleas que imitan a los chongos”, luego de este documento se empieza a clarificar que se trata de profundas diferencias que comprometen el futuro del movimiento, que comprometen su carácter independiente del poder, como ha sido hasta ahora.
Te cambio un documento por figurar como parte del palco
Las organizaciones que componen el FITU intentan explicaciones confusas, incluso ante su propia militancia, sobre por qué firmaron el documento que ahora dicen que no firmaron o que firmaron más o menos. A las dirigentes del MST les reconocemos su honestidad, porque no ocultan que firmaron. Y nada más. Pero tanto esa organización, como el PO y el PTS no solo estuvieron hasta el último minuto limando lo más grosero del documento (lograron que se quitara el explícito festejo por el Ministerio de la Mujer, o lograron meter la reivindicación de la revolución rusa de 1917), pero todo a cambio de tener un lugar en el escenario. Nunca fue condición en el movimiento tener acuerdo en todo para formar parte de la organización de la marcha, ni del escenario, ni del documento. Lo que no pueden explicar las organizaciones del FITU es por qué firmaron un documento que le lava la cara al gobierno de Fernández, salvo que dijeran la verdad: subordinaron su independencia presionando al movimiento con los minués del parlamento patriarcal. En vez de ser elles quienes se apoyan en el movimiento contra los retaceos del parlamento. Y además, por unos minutos de micrófono en el escenario.
Las Rojas tampoco fuimos parte de la columna que las organizaciones albertistas le regalaron a la burocracia sindical. A esa misma burocracia que primero declaró, en boca del triunvirato de la CGT que estaba en contra de que las obras sociales garanticen abortos legales (en 2018, en momentos de pañuelazos y vigilias). A esa misma burocracia que intenta maniatar a la clase trabajadora para que no pelee contra las paritarias del ajuste. A esa misma burocracia que se llena la boca de “cuatro años de resistencia” pero que jamás llamó a un paro general contra Macri y sus miserables políticas.
El operativo maniatar al movimiento
Le dedicamos extensos párrafos a la cuestión del documento, porque sintetizó el momento que vive el movimiento. Las miles y miles de pibas y pibis que llegaron al Congreso demuestran su fuerza. También demuestran que no es tan sencillo convencerlas de que aborto legal con objeción de conciencia es igual a aborto legal, seguro y gratuito. Las funcionarias feministas que entran a gestionar el Estado, que es patriarcal y capitalista, no logran convencer a un movimiento que hace años se declara enemigo del poder. La mismísima Campaña Nacional (cuyo proyecto la marea verde defiende porque es el que peleó durante todo 2018 y que siente propio) está dispuesta a bajar los pañuelos, o dejar los pañuelos para mini actividades en Parque Centenario, el día que la Iglesia monta una provocación al movimiento. La Campaña está dirigida por los mismos sectores que hoy están en el gobierno, y que están más que dispuestas a entregar rápidamente el proyecto. Marta Alanis, de Católicas por el derecho a decidir, que se ha convertido en la vocera oficial de la Campaña, no ha dejado de expresar su alegría por el proyecto de Fernández desde el minuto cero, incluso cuando Fernández decía que solo iba a incluir la despenalización.
Por un movimiento feminista independiente y de lucha en las calles
Si algo caracteriza a los movimientos populares y a la lucha de les de abajo en este país, es la certidumbre de que las cosas se consiguen en las calles. Hay series de televisión extranjeras que reflejan que cuando el pueblo en Argentina se cansa, lo que hace es salir a la calle. Esa tradición que se mantiene desde el Argentinazo de 2001 (y que se remonta a la herencia de haber tirado a la dictadura militar en las calles), es parte de lo que quieren entregar las funcionarias y funcionales a Fernández. Porque además, si el aborto es ley este 2020, será pura y exclusivamente por la organización y la lucha de un movimiento que es masivo y que copa las calles una y otra vez. No hay ningún motivo para aceptar negociaciones con los antiderechos, no hay ningún motivo para que este movimiento le entregue ningún cheque en blanco a nadie que diga que va a negociar en su nombre. El movimiento tiene que ser consciente de su propia fuerza, solo confiar en su capacidad de organización y de lucha, porque esa es la garantía de que el aborto legal, seguro y gratuito, sin ningún tipo de concesiones a los antiderechos, sea efectivamente ley.
Las feministas socialistas seguiremos batallando para que este movimiento triunfe, convencidas de que es necesario mantener la independencia política, para que el movimiento conquiste el aborto legal y para que si logra triunfar siga en las calles y organizado, hermanado con el conjunto de los explotados y oprimidos, por todos los reclamos, para resistir todos los ataques de los ricos y poderosos, para dar vuelta este mundo y construir el camino de la emancipación. ¡Sumate a Las Rojas y al Nuevo MAS!