A Úrsula la mataron Martínez y la desidia del Estado

Por Marina Hidalgo Robles
Parada firme, sin moverse, con la rabia y el grito contenido y la fortaleza que empuja a la lucha contra la injusticia de haber perdido a su amiga, mirando de frente a esos cobardes uniformados que le dispararon directo a los ojos, con la valentía de las pibas que se plantan.
La rabia que empujó a Milagros, y a todo un pueblo entero a rebelarse contra una de las instituciones más podridas de la sociedad, fue la misma rabia que recorrió a la sociedad entera tras el femicidio de Úrsula, una piba de 18 años, asesinada por su ex pareja, un policía de la Bonaerense después de denunciarlo 18 veces.
Hubo movilizaciones en todo el país, para gritar que ¡estamos hartas! Hartas porque tenemos un Ministerio de la Mujer y la Diversidad que no sirve para nada. Una Ministra que habla en los medios y en las redes sociales como si ninguna responsabilidad fuera suya. Y mientras tanto, hay un femicidio cada 23 horas.
Durante todo el año pasado estuvimos denunciando que la cuarentena profundizaba los casos de violencia, y que el gobierno no había tomado ninguna medida para prevenirlo. Y entonces apareció la famosa campaña del “Barbijo Rojo”, para que las víctimas pudieran denunciar que eran violentadas, en todos lados hasta en las farmacias del barrio.
Pero Úrsula denunció, muchas veces. Y las denuncias las recibían los policías amigos del femicida Martínez, y le avisaban. Entonces él la golpeaba más fuerte. Llegó luego a una fiscalía donde le dieron una restricción de acercamiento, que Martínez nunca cumplió. Entonces le dieron otra, y otra más. Pero Martínez no vio ninguna consecuencia de romper la ley; ni una detención, ni siquiera una multa. Sólo recibió otro papelito que le repetía que no se podía acercar.
El caso de Úrsula es el de tantas mujeres y diversidad, que terminan con la muerte. Porque no existe ningún plan serio, con presupuesto real, para combatir la violencia. En Julio de 2020 el Ministerio de Mujeres y Diversidad anunció el Plan Nacional Contra la Violencia: le destinaron dos pesos, y para lo único que lo usaron fue para hacer charlas y cursitos por el país. Pero donde realmente está el problema no hicieron nada: en la policía que recibe las denuncias, la Justicia Patriarcal que permite que se rompan una y otra vez las perimetrales sin consecuencias, la falta de asistencia jurídica para que las víctimas puedan atravesar el laberinto que es el sistema judicial hasta el final, la ausencia de programas asistenciales para acompañarlas.
Conocemos cientos de casos de mujeres y diversidad que denunciaron hasta el hartazgo a los violentos, y muchas veces terminaron muertas. Mujeres que fueron asesinadas mientras tenían el botón antipánico, ¡o incluso adentro mismo de una comisaría!
Y sin embargo, cada vez que hay que hacer una denuncia, hay que volver a entrar a esas malditas comisarías, incluidas las Comisarías de la Mujer. ¡A Úrsula le dijeron que no le tomaban la denuncia porque era fin de semana! Maltratan, humillan, ningunean y, sobretodo, encubren a los violentos.
¿Y sobre esto qué piensa hacer la Ministra? Por ahora, parece que nada. Sólo la escuchamos decir que hay comisarias buenas, que no hay que pensar que son todos iguales. ¡Otra encubridora más! Un discurso no tan distinto del desagradable de Berni, que rapidito salió a avisarnos a todxs que Martínez “tenía carpeta psiquiátrica”, como si ese fuese una justificación para un femicida, o peor aún; ¡que nos quede claro que la Bonaerense no tiene nada que ver!

¿Pero en serio se creen que nos vamos a tragar el verso de la ‘manzana podrida’? Ya conocemos a esos matones, que reprimieron la pueblada de Rojas tirando directo a los ojos; desaparecieron y mataron a Facundo Castro; prendieron fuego las casillas de las familias de Guernica; nos reprimieron en movilizaciones y Encuentro Nacionales. Sabemos que no es un policía, es toda la intuición. Por eso es que exigimos ¡Fuera Berni, encubridor!
Pero esto no es todo, la Justicia Patriarcal se lleva su parte si de amparar violentos y femicidas se trata. Es realmente imposible sostener todo un proceso judicial: trámites interminables, oficios inentendibles, declaraciones y ratificación de las declaraciones, preguntas y repreguntas más parecido a una investigación a la víctima que al victimario.
Pero sobretodo: cualquier denuncia cae en saco roto cuando las mujeres no tienen plata para pagar un/a abogado/a que las acompañe en ese proceso infernal, de juzgados, fiscalías, perimetrales. El patrocinio gratuito debería ser un derecho, es lo básico que se necesita para enfrentar un proceso judicial. Pero esto le se pasó de largo a la Ministra cuando escribió el Plan Nacional, porque no hay ni un peso destinado a garantizarlo.
Por eso estamos hartas, y nos llenamos de rabia cuando Eli Gómez Alcorta dice tan suelta de cuerpo que está “indignada”, o cuando la caradura de Estela Díaz, Ministra de la provincia de Buenos Aires, dice que hubo un problema porque a ellas “no le llegó” el caso de Úrsula. ¿Pero dónde estaba que no le llegó? ¡Es el Ministerio el que tiene que llegar a las Mujeres y la Diversidad!
Ellas son las responsables políticas de que haya una muerta cada 23 horas; que los femicidas actúen con total impunidad; que la policía haga lo que quiera con quienes denuncian, y que encima después repriman. ¡No pueden seguir sentadas en sus despachos “indignadas” mientras a nosotrxs nos siguen matando!
El testimonio de la madre de Úrsula es desgarrador: en cuanto se enteró todo lo que pasaba su hija hizo hasta lo imposible para ayudarla, pero no tenían dónde ir. Sus amigas fueron la red que la acompañó, intentado buscar soluciones, pero no tenían dónde encontrarlas. Entonces nos cabe la pregunta ¿para qué existe el Ministerio de la Mujer y la Diversidad?
Si no es en el Ministerio donde familiares y amigxs pueden recurrir a buscar soluciones contra la violencia, ¿dónde lo van a hacer? La respuesta se vio también en el caso de Úrsula: en el Movimiento.
Ella había escrito unos días antes “Si no vuelvo, rompan todo”. Porque sabía que estaba en riesgo, que Martínez la acechaba, y que ninguna institución estatal le daba respuestas. Y sabía que si algo le pasaba iban a ser todas esas pibas que se movilizan siempre ante cada injusticia, las que iban a salir a romperlo todo.
Dos días después del femicidio llenamos las calles en todo país, para gritar nuestro hartazgo, para señalar a quienes son lxs verdaderxs responsables. Que el patriarcado no se terminó – aunque el presidente Fernández lo haya dicho mientras firmaba la promulgación de la Ley IVE que ganamos en la calle – y que vamos a seguir en las calles hasta que lo rompamos todo.
Este miércoles 17 vamos a volver a salir, a denunciar a la Policía y a la Justicia Patriarcal, y también al gobierno que sólo se “indigna”, pero no hace nada. Vamos a pelear por Presupuesto, porque mientras le siguen pagando cada centavo al FMI para lxs de abajo no hay nada. Vamos a pelear porque exigimos la creación de una oficina en cada barrio que sea especializada en violencia, donde denunciar y que garantice el patrocinio en todo el proceso. Donde haya contención y acompañamiento psicológico. Y que sea autónoma de la podrida policía y de la justicia patriarcal, porque ya sabemos que no es ahí donde vamos a encontrar soluciones. La comisaría no puede ser el lugar para recurrir, ¡es un nido de violencia!
Este movimiento tiene fuerza, ya lo demostramos en la enorme pelea que dimos por el Aborto Legal, y que ganamos porque no bajamos los brazos. Con esa misma fuerza vamos a seguir luchando en las calles. Tenemos por delante el próximo 8M: desde ahora preparemos una gran jornada de lucha en todo el país, donde la pelea por NiUnaMenos, y Justicia por Úrsula se escuche bien fuerte.
Justicia por Úrsula
Basta de violencia y femicidios. NiUnaMenos
¡La ministra Elizabeth Gómez Alcorta es responsable!
Presupuesto para combatir la violencia
Creación de organismos especializados en violencia, autónomos de la Justicia y de la Policía
Basta de justicia patriarcal. Destitución de jueces, fiscales y funcionarixs que amparan la violencia.
¡Basta de represión y encubrimiento! Repudiamos el accionar de la maldita policía bonaerense. ¡Fuera Berni!